El futuro del software mendocino, bajo la mirada de sus referentes

11 Octubre 2020

Distintas iniciativas nacionales y provinciales buscan potenciar la Industria del Conocimiento. Quiénes son los referentes que componen este sector.

La industria del conocimiento es uno de los sectores que el Gobierno está impulsando a través de proyectos de ley, con la idea de generar nuevas oportunidades que consoliden e impulsen este mercado, que actualmente es el tercer mayor exportador del país.

Mientras que nuevas startups se van formando en Mendoza y otras buscan lidian con los desafíos de buscar un nicho, expandirse y mantenerse relevantes, en la Legislatura se analiza un paquete de medidas para promocionar la industria y fomentar la actividad. En tanto, a nivel nacional el Congreso ya aprobó una ley que busca alentar la generación de nuevos emprendimientos.

Lejos del ecosistema de Silicon Valley, donde empresas millonarias surgen de un momento a otro y persiguen el sueño de cotizar en bolsa, dejando atrás a cientos de compañías que no logran «florecer», en Mendoza el paisaje de emprendimientos digitales se compone de otros elementos.

Si bien los protagonistas de primera línea son los emprendedores y programadores, que conforman unas 450 pymes según estimó el presidente del Polo TIC, Fabricio Cuaranta, en el mapa también se encuentran universidades, escuelas de código, órganos gubernamentales, cámaras empresarias, espacios de coworking, incubadoras, aceleradoras y entidades de financiamiento.

«No existen grandes empresas, sino un cluster de pymes que pueden tener dos o tres empleados y facturan miles de dólares. Es un sector con mucha potencia que todavía no encuentra su techo. En Mendoza hay varios emprendimientos que ya tomaron mucha potencia«, apuntó Cuaranta.

De la idea a la exportación

Francisco Casteller es vicepresidente por el sector privado del Polo TIC y CEO de la empresa R-Link, que desarrolla software y hardware propios, como sistemas de seguridad, monitoreo de vehículos por GPS o gestión para municipios.

La empresa está compuesta por capitales mendocinos, cuenta con un staff de 25 personas y exporta sus servicios a distintos países de Latinoamérica.

«Como toda startup, el inicio fue difícil y con gran esfuerzo de los socios y colaboradores. Siempre con capital propio, sobre todo de trabajo», relató. La decisión de realizar proyectos en otros países se tomó al notar que el crecimiento se estaba limitando a actividades provinciales y nacionales.

La empresa también se especializa en productos de Internet de las Cosas (IOT) para ciudades inteligentes. Con estos servicios, Casteller explicó que decidieron realizar una misión comercial a Chile, donde encontraron un mercado potencial y desembarcaron con una oficina. De esta forma, el emprendimiento mendocino logró en los últimos cuatro años colocar más de 30 mil dispositivos, acompañados por su software de control.

«Desde el inicio de la cuarentena, nos tuvimos que adaptar para seguir prestando los servicio, ya que la mayoría son esenciales. Ya teníamos planes de contingencia y la infraestructura preparada para trabajar remoto. Lo que se vio fuertemente afectado fue la inversión prevista para el 2020 de algunos clientes en proyectos tecnológicos», explicó Casteller.

El desafío principal, sin embargo, reside en la falta de personal: las empresas que desarrollan soluciones tecnológicas asginan recursos a investigación, desarrollo e innovación utilizando equipos de trabajo, pero se trata de un recurso escaso.

«Hay un gran déficit, ya que no hay colaboradores suficientes para el crecimiento de las empresas. Se necesitan políticas que promocionen la capacitación de personal afín a los requerimientos del mercado», explicó Casteller.

El círculo virtuoso

Alberto Aguiló es uno de los fundadores y director ejecutivo de InterBrain, una startup de tecnología que nacio hace apenas dos años, pero ya tiene clientes como Bayer-Monsanto.

El objetivo central del emprendimiento es acelerar procesos de aprendizaje en las organizaciones a través de la gamificación: se utiliza la mecánica de los videojuegos para enseñar en el mundo profesional, en este caso con utilización de elementos como la Realidad Virtual o la Realidad Aumentada.

Aguiló hizo hincapié en que las empresas de software tienen una adaptabilidad muy rápida, característica que su propia empresa tuvo que utilizar durante la pandemia: en un primer momento se frenaron los principales proyectos a nivel internacional, pero luego se presentaron oportunidades por el lado de la salud.

«Trabajamos para compañías de más de 100 colaboradores que deben ser capacitados. El problema es que los entrenamientos se suelen realizar en una habitación, todos juntos, y eso ya no fue posible con la pandemia», explicó Aguiló.

Fue así como se inició una segunda etapa en la que no sólo presentaron un producto para preparar al personal de salud en prevención de coronavirus, sino que también pequeñas empresas requirieron sus servicios para seguir preparando recurso humano en medio de las restricciones de la cuarentena.

El director de InterBrain señaló que la industria del software está tomando un camino positivo en la provincia. «Esto es parte de la ampliación de la matriz productiva que siempre se menciona. Lo mejor es que, si se potencia, se forma un círculo virtuoso: la tecnología se aplica a otros sectores, que a su vez mejoran sus resultados y demandan más estos servicios», analizó.

Teniendo en cuenta los efectos de la cuarentena, Aguiló estima que el sector termine este año como el segundo exportador principal del país, debido a la caída del agro y la industria automotriz.

Lógica de triple impacto

Rafael Kemelmajer es director de Quinto Impacto, una de las pocas empresas B en Mendoza, que reconoce el «desempeño social y ambiental» de esta consultora.

La organización surgió en 2013, junto con Sebastián Arbona, y sus servicios se orientan a utilizar la tecnología para desarrollar innovaciones de triple impacto: que generen beneficios económicos, sociales y ambientales. Uno de sus últimos proyectos implica trabajar con la ONU y Bolivia para realizar estudios de mercado de las pymes en ese país.

«Buscamos personas fuera del mercado laboral, les enseñamos a programar y tienen en Quinto Impacto su inserción en este sector de trabajo. En 2019 capacitamos a 100 chicos con su primer empleo. De ellos, 13 pasaron de la empresa a trabajar en lugares como PedidosYa o MercadoLibre», contó Kemelmajer.

Como parte de los desafíos, el emprendedor señaló la necesidad de que más jóvenes se inserten al mercado laboral. «El mundo del conocimiento tiene que ser una gran oportunidad para que muchas personas que no tienen empleo encuentren lugares de desarrollo, no sólo en software; los oficios digitales son bastante amplios», sostuvo.

Kemelmajer resaltó la importancia de contar con apoyo por parte del Estado para el rubro, al ser esa la modalidad que se está dando en otras regiones. «Debemos comprender que competimos con el mundo. Y el mundo está dando muy buenos beneficios a este tipo de empresas para lograr atraerlas. Son fáciles de mover de un país a otro en poco tiempo», advirtió.

 

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